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viernes, 25 de septiembre de 2009

Este debate fue de Arrate

Este 23 de septiembre me tocó participar como “estudiante” de periodismo en una interactiva evaluación -a través del sistema clicker- del debate presidencial para estas elecciones 2009. Lea aquí los pormenores de esta actividad y la impresión de este show televisivo.

Esta curiosa y nueva forma de cooptar nuestras apreciaciones en vivo y en directo, sin la necesidad de un encuestador, que puede influir en las decisiones del encuestado, es aplicada por primera vez en una elección chilena; aunque fue usada para medir el último debate presidencial norteamericano.

A pesar de una interesante introducción realizada por un personero de la Universidad Adolfo Ibañez sobre los sistemas de medición y las nuevas tecnologías, estas parecieron superar al hombre, ya que en los primeros minutos de debate el sistema dejó de funcionar, lo que provocó una masiva confusión dentro de los 140 estudiantes de periodismo de distintas universidades, quienes no sabían qué hacer con su aparatito, incluyéndome.

Con una lata de Coca Cola y un sándwich bastante ABC1, proporcionado por la universidad patrocinadora, observé con atención no solamente el “debate” de los candidatos, si no que también las reacciones de los estudiantes que seguían en silencio dicho espectáculo. Aunque se intentaba mantener la supuesta “objetividad” era fácil percatarse que existían sesgados favoritismos hacia unos candidatos más que otros.

El más bullado fue el señor Piñera, el más aplaudido fue Arrate, el pifiado de la noche fue Frei y el divertido fue MEO. Estas mismas reacciones se hicieron presentes al finalizar los resultados de aquella accidentada encuesta. El ganador de la contienda fue MEO con un 50% de los votos, lo siguió el artista revelación de la noche, el señor Jorge Arrate con un 32%, luego vino Sebastián “Supertaldo” Piñera con un 18%. Para finalizar, el gran perdedor de la noche, Eduardo “Gomilalo” Frei con sólo un 1% de aprobación.

Aunque MEO haya ganado, para mi gusto y para el de los grandes estudiosos que llenan los programas políticos de la televisión abierta, el vencedor fue Arrate. Con soltura, retórica y carisma, este señor se llevó todo el reconocimiento.

Por más que en mi conciencia trate de evitarlo me pareció penosa la reacción del chileno y lo doble estándar que puede llegar a ser. Desde mi lugar físico, la sede de la UAI, podía ver a niñitas y niñitos pelolais aplaudiendo a Arrate; el mismo cuento con los picados a comunistas que se logran identificar al vuelo. Todos ellos terminarán votando –si es que votan- por lo tradicional, lo típico y lo común: Piñera o Frei.

Este viejito “cool” que está de moda, el abuelito que todos quisiéramos tener, es solamente alimento para el circo político. Arrate es inocente desde sus raíces, desde el Juntos Podemos. Chile es un país desunido e individualista que rechaza las causas comunes, donde sólo participan de grandes eventos comerciales como la Teletón o los partidos de la Roja, para así poder sentirse bien consigo mismo. El chileno moderno fue enseñado para velar por sus propios intereses y no en los del resto; así que de “Juntos” no tenemos nada.

Señor Arrate, es al único al que le creo, pero es demasiado izquierdista, y no es que eso sea malo, pero tiene que entender que este país ya quedó amarrado por la derecha económica. Como consejo don Jorge, aprenda de la Concertación que fue inteligente y funcionó. Surgieron con las viejas técnicas de la prostitución ideológica. En fin…de todas formas, este debate fue de Arrate.

martes, 8 de septiembre de 2009

¿Los jóvenes estamos de moda?

Desde la vuelta a la democracia la juventud chilena se ha visto menospreciada, idiotizada y silenciada por el actual sistema económico, social y político del país. Hoy, en plena decadencia política, más de dos millones de jóvenes son llamados a inscribirse en el sistema electoral, el mismo que durante 19 años mantuvo un completo desinterés y olvido a estas generaciones.


En dictadura la juventud fue silenciada por el gobierno y los medios de comunicación durante toda la década de los años `70. En los `80, luego de la crisis económica que desestabilizó el gobierno de Pinochet, miles de estudiantes -en su mayoría universitarios- aprovecharon para reaccionar frente a la dictadura imperante, con el objetivo de buscar la vuelta a la democracia y una justicia igualitaria.

De ese grupo de estudiantes universitarios, salieron los líderes que hoy vemos en la actual política chilensis. Personajes que lucharon y arriesgaron sus vidas para reestablecer los derechos ciudadanos.


Con ellos en el poder y en plena "normalidad", los años `90 fueron un escenario bastante contrario a lo que todos imaginaban. Existió un fortalecimiento de las leyes dejadas por Pinochet, que a cierta medida creaba una mayor injusticia e inequidad social.


El síntoma norteamericano del "American Dream", viene acompañado de la globalización y los malls, quienes cooptaron a gran parte de los chilenos, los que se vieron cegados por el consumo a destajo, provocando un alto desinterés por la educación y los intereses colectivos.


Ya a comienzos del siglo XXI, se hace presente la farandulización de las líneas editoriales de los medios de comunicación, donde cada vez hay menos espacio e interés en la parrilla para temas que realmente importan en el país. Comienzan a nacer las tribus urbanas en los jóvenes, un claro índice de desorientación generacional, llena de incultura y desafección. Una forma del inconciente colectivo para manifestar su desvinculación de la sociedad. Una generación que no “está ni ahí” con nada. Hijos bastardos de un Chile que no quiso asumir su paternidad.


Pero esa bomba de tiempo explota con el movimiento pingüino en el año 2006. Representantes de varios de los colegios de tradición histórica chilena, emplazan a través de paros y movilizaciones al Gobierno, con el objetivo de cambiar la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, impuesta por Pinochet un día antes de dejar el poder, donde claramente perjudicaba la educación pública.


Aunque en la opinión pública estos jóvenes y el resto de los estudiantes eran vistos como personas que desestabilizaban el status quo del país y que sólo buscaban perder clases, le dieron una vuelta de mano al Estado. Se crearon cambios, no muy grandes, pero cambios al fin y al cabo.


De manera bastante inteligente, los principales partidos políticos de la Alianza y la Concertación, inmediatamente cooptaron a estos pequeños líderes a sus filas. Les regalaron becas en el extranjero y financiamiento universitario, entre otras cosas. Todo volvió a la normalidad.


Luego de mostrar este pequeño recorrido histórico del fenómeno juvenil en nuestro país, es necesario destacar lo que ocurre hoy, estando muy cerca de las elecciones presidenciales 2009-2013: ¿Por qué justamente ahora llaman a participar a los jóvenes. Si siempre los han visto como una amenaza al status quo nacional?


Probablemente tiene que ver con que ya se está desvaneciendo el conservadurismo político que siempre ha gobernado. Quién sabe. Te invito a participar.



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