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sábado, 24 de octubre de 2009

Nueva reforma de salud para el Nobel

Aunque ya fue aprobada por el senado norteamericano la nueva reforma de salud de Barak Obama; una de cada dos personas no está a favor de aquella solución para uno de los mayores problemas que sufre dicho país.

La inyección de un presupuesto de 829 mil millones de dólares busca reducir el número de personas sin seguro médico en Estados Unidos en unos 29 millones para el año 2019, pero además logrará reducir los costos en gastos médicos y regular a las aseguradoras.

Pero, por qué razón un 47% de los norteamericanos no respalda dicho proyecto. En primer lugar, hay que tener en cuenta que la influencia conservadora de los Republicanos es muy fuerte en Estados Unidos. Ellos han provocado una verdadera confusión en la población, ya que aseguran que dicha reforma trae consigo la aprobación de la eutanasia.

Aseguran que el Gobierno permitirá la creación de una mesa de expertos que decidirán quién vive y quién muere, según la base de los costos de tratamientos en el paciente. Mientras que los demócratas aseguran que la decisión estará en manos del paciente, por lo que acusan a los republicados de echar a correr rumores maliciosos.

Dicha solución a los problemas de asistencia en salud pública en los Estados Unidos es muy similar a lo que logró Chile desde el gobierno de la actual presidenta Michelle Bachelet. Antes del plan AUGE, el sistema de salud chileno fue una copia del norteamericano, donde los únicos beneficiados eran los ricos y las Isapres, y donde la brecha entre la asistencia pública y privada era abismante.

Durante mucho tiempo, al igual que en Estados Unidos, miles de chilenos debían esperar meses para tener un turno en un pabellón clínico; a veces morían en dicha espera.

Aunque esto continúa sucediendo, dicha brecha ha disminuido gracias a las millonarias reformas de salud que el Estado ha logrado integrar en la sociedad. Pero aún no es suficiente. Todavía queda bastante camino por recorrer.

jueves, 15 de octubre de 2009

La fiebre Roja

Este 10 de octubre la selección chilena de fútbol ha logrado un nuevo paso histórico en la historia deportiva de nuestro país. Luego de vencer por 4-2 de visita a los colombianos, la “Roja de Todos” logró clasificar al Mundial de Sudáfrica 2010.

Aquella victoria, trajo consigo un mar de gente –en su mayoría vestida de rojo- que celebraba el triunfo por las calles de todo el país. Momentos como estos son de los pocos que logran unir a todos los chilenos. En la conocida Plaza Italia, punto neurálgico de la capital, se podía ver a flaytes y pelolais celebrando juntos -bajo cánticos y vitoreos- la alegría de llegar a la competencia deportiva más famosa del mundo.

Al caminar por las calles, aquella noche, daba la impresión de estar celebrando las fiestas patrias y el año nuevo al mismo tiempo. La gente tomaba alcohol en la vía pública, todos reían, se abrazaban, saludaban y se sacaban fotos con Carabineros. “Chunchos” y “colocolinos” como “momios” y “comunachos” olvidaban sus diferencias; era el Chile ideal, el que muchos desearían. Una fiebre roja que, a pesar de la lluvia, hacía delirar a todos los chilenos.

Hoy ya no existe un dios divino. Él está aquí junto a nosotros y se llama Marcelo Bielsa, quien posee una selección de ángeles que, a su mando, nos han brindado dicha alegría.

Las eliminatorias han terminado y hemos quedado en el segundo lugar de la tabla, a un punto del gigante brasileño. Han pasado cinco días de haber clasificado y ya muchos confían en que ganaremos el Mundial; otros, ya quieren darle la nacionalidad chilena a Bielsa.

Todo lo anterior indica que somos una sociedad desesperada por unirnos, por estar contentos, por desinhibirnos, por mandar todo a la cresta y ser un poco más emocionales y no tan máquinas. Somos una sociedad que buscamos ser felices; si no es por vía propia, que sea a través de un puñado de talentosos deportistas que, luego de varias caídas, lograron lo que muchos consideraban imposible: El éxito.

lunes, 5 de octubre de 2009

Se busca practicante

Tristeza, es el sentimiento que me inunda cuando escucho a muchos de mis compañeros periodistas que, tras ilusionarse, luego de conseguir una buena práctica en algún medio de comunicación; haber sido “negreados” por un mísero sueldo y haber permanecido con el anhelo de quedarse trabajando, fueron literalmente despachados luego de los correspondientes tres meses.

Para otros la situación es peor. Sus jefes, les piden que extiendan sus prácticas; ellos ya se sienten parte de la organización, pero al finalizar otros tres meses, los sacan.

Este fenómeno no viene solamente reiterándose en el mundo de las comunicaciones, sino que en la gran mayoría de las profesiones que imparten las 58 universidades estatales, particulares de carácter público y privadas en todo Chile.

Basta mirar los sitios Web de ofertas de trabajo para percatarse que están repletos de solicitudes para prácticas profesionales y con muy pocos avisos de trabajo. Al parecer es una moda que ha estado aumentando durante el transcurso de estos últimos años, especialmente luego del inicio de la actual crisis mundial. Muchas empresas y empleadores se han colgado de este problema para despedir trabajadores a destajo, explotar a los que quedan trabajando, bajar los sueldos y contratar alumnos en práctica.

Este resultado puede verse claramente en la última estadística de desempleo entregada por el Gobierno: un 10,8% de los chilenos no tiene trabajo. Si lo llevamos a cifras más concretas, cerca de dos millones de personas están cesantes. Para solucionar este problema, el Estado ha creado algunas reformas y bonificaciones que ayudan a la clase trabajadora más pobre, pero ¿Qué pasa con los profesionales? ¿Los cesantes ilustrados?

Esta sobreoferta de profesionales en el mercado, fue pregunta clave en el último debate presidencial. Alguna de las soluciones que dieron los candidatos a este problema fueron: Inyectar más recursos a la educación pública y municipalizada, fiscalizar en mayor medida a las universidades privadas en cuanto a la oferta de carreras saturadas, pero ¿Qué sucede con el empleo? Simplemente la pregunta no fue respondida.

Si se analiza esta crisis desde su raíz, el problema radica en dos aristas: 1) Las bases del actual sistema económico neoliberal y 2) La escasa regulación de leyes públicas por parte del Estado. El primer punto tiene que ver con el exceso de universidades en el país, las que sacan a las calles, sin ningún destino, a miles de profesionales por año. Además, nos encontramos con la casi nula solidaridad por parte de los empresarios y/o empleadores, para ayudar a combatir la actual crisis.

Así, estos defectos dejan en evidencia que la base ideológica de este sistema no funciona. El mercado (oferta/demanda) no se autoregula por sí solo; necesita la ayuda de un ente fiscalizador que lo delimite y fiscalice. El sistema neoliberal peca de inocente, ya que confía en la moral y ética de los empresarios, olvidando que el hecho de la riqueza es la ambición por el dinero.

Sobre las escasas leyes y regulaciones laborales, especialmente frente al exceso de ofertas de prácticas y no de empleo, el Estado ha permitido dejarse llevar por las políticas capitalistas. Es necesario que exista una mayor regulación de la oferta y la demanda de empleos y que exista un límite de prácticas profesionales por año, si no, estaremos insertos en una nación cada vez más injusta…aún más que la actual.

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