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martes, 9 de marzo de 2010

Belisario Velasco: "Mientras más habla Piñera, mejor para nosotros"

A estas alturas de la madrugada, mi interés e inquietud por buscar ciertos temas en la web que causen interés son pan de cada día. Esta vez me encontré con el sitio web de un tal Sergio Povea, quién publicó una entrevista hecha por el conductor y escritor Pablo Mackenna al ex Ministro del Interior de la Presidenta Bachelet. Claramente publicada antes de las elecciones; específicamente a fines de mayo de 2009.
Por Pablo Mackenna

Respetado, querido, temido, Belisario Velasco, tiene mucho que decir, pero sabe cuánto vale quedarse callado. En cambio, al candidato aliancista le atribuye “incontinencia verbal. En cada acto de los últimos días se ha equivocado y lo seguirá haciendo... Yo lo transmitiría todos los días, en cadena nacional”, dice medio en broma, sacando cuentas alegres para la campaña de Frei.

Democratacristiano hasta la médula, tiene ojo para la política. Uno solo, pero bueno. Luchó por la democracia, sin embargo fue capaz de cerrar los accesos a La Moneda (lo tildaron de fascista en el gobierno de Bachelet). Estuvo preso y relegado por las fuerzas de seguridad del Estado después del golpe del ’73, pero terminó manejando esas fuerzas y, probablemente, más información que nadie en Chile. Ahora es de los viejos DC que trabajan por la candidatura de Frei aunque, admite, está listo para dejar su espacio a los más jóvenes.


—¿Cuántos años tienes?
—73.
—Representas menos…
—Me cuido y hago gimnasia todos los días, al menos una hora. Siempre fui deportista, pegué unos palos de polo, jugué fútbol, boxeo, tenis, karate.
—El ojo… ¿cómo lo perdiste?
—En una mocha política el año ’58, en la campaña de Frei contra Alessandri. Me llegó una piedra.
—¿El ’58 ya eras del comando de un Frei?
—Sí y democratacristiano.
—Nunca he entendido bien qué es ser DC. ¿Hay que ir a misa, por ejemplo?
—Mira, es aceptar una escala de valores reflejada por el cristianismo, aunque no necesariamente hay que ser católico. Nuestra religión la resumimos en ama a Dios y a tu prójimo como a ti mismo y no le hagas a otros lo que no te gusta que te hagan a ti.
—Ya, pero eso no constituye un partido, es como una declaración moral y lejana a lo político.
—No, la DC tiene sus fundamentos en un grupo de jóvenes conservadores que entran en desacuerdo con las directivas que eran demasiado conservadoras, no acorde con el signo de los tiempos.
—¿Cómo sientes que está la salud del partido?
—Ha pasado momentos difíciles, los remedios son caros, han subido y ha habido también colusiones… jajaja… pero creo que vamos saliendo.
—El otro día me hablaban de un nuevo grupo que, bajo la figura de Bernardo Leighton, querría tomar un camino propio volviendo a las bases históricas, ¿nuevos quiebres?
—No tengo antecedentes.
—¿Ya salieron todos los complicados?
—La mayoría. Hemos tenido dos grandes escisiones: el Mapu (1969), y la Izquierda Cristiana (1971).
—¡Y la ninguneada a Adolfo Zaldívar!
—¡No! Es doloroso que se haya ido, pero no fue un quiebre, sino la expulsión de un senador, con la que no estuve de acuerdo, aunque acaté, y la renuncia de cinco diputados por asuntos de lealtad. Hay personas que me encantaría que volvieran.
—Algunos, no todos…
—Ojalá todos, pero hay que ser prácticos; hay quienes estoy convencido de que no van a volver.
—Frei es una carta que no crea grandes anticuerpos en los empresarios. ¿Es importante eso para apelar a la derecha?
—Creo que a Piñera no lo quiere el empresariado. Económicamente, Frei o Piñera no son tan distintos. Eduardo hará una economía social de mercado y Sebastián sólo de mercado. Pero él es populista, eso es lo que menos desean los empresarios, por mucho que favorezca intereses porque son ellos los que pagarán los costos... Frei, desde el minuto en que decidió dedicarse a la política, dejó para siempre los negocios. Piñera es un militante de ellos, eso es nocivo para el país, ahí los empresarios no se pierden, saben que busca el poder y se preguntan para qué. Nada más peligroso que un Berlusconi en Chile.
—Hay una diferencia: Berlusconi primero llegó al poder, luego hizo declaraciones desafortunadas…
—Es que al revés no llega. Piñera sufre de incontinencia verbal. En cada acto de los últimos días se ha equivocado rotundamente y lo va a seguir haciendo. Con lo de Emita Velasco perdió una buena oportunidad de quedarse callado. Lo mismo con la visita a los funerales de la niña baleada. Dice que Colo Colo tiene todo el dinero para contar con un buen técnico, sin embargo, no pudo poner orden en el camarín, en una pelea entre el Kalule y Barticcioto… ¡Y pretende ser presidente de Chile… ¡por favor!
—¿Crees, como Pepe Auth, que Piñera se ha convertido casi en el jefe de la campaña de Frei?
—Mira, hay un programa de su canal donde lo entrevistan siempre y nadie lo contradice. Da lo mismo. Yo lo transmitiría todos los días, en cadena nacional. Mientras más habla Piñera, mejor para nosotros.
—Así como a él lo están traicionando sus palabras, a Frei le funciona bien el silencio. ¿Va a seguir así, quitándole el poto a la jeringa?
—Frei es un tipo estudioso, habla de una materia cuando la conoce y cuando es oportuno.
—El equipo de campaña que armaron, con harto cabro joven, ¿no es un saludo a la bandera, cuando el equipo político sigue siendo el de los guatones de siempre, los mismos que gobernarán si ganan?
—El comité político lo conforman los jefes de partido, gente bastante joven, en general. El mayor soy yo, el secretario ejecutivo. Pero quien dirige efectivamente la campaña es Sebastián Bowen y tiene 27 años. En Océanos azules, por otra parte, hace meses hay más de diez mil personas preparando un plan de gobierno. Y la mayoría son jóvenes que trabajan en 28 disciplinas diferentes.
—Veo que el tema de la juventud los tiene preocupados. ¿Les está haciendo daño la campaña de Enríquez-Ominami?
—Marco es inteligente, muy capaz, atrayente, me encantaría contar con él en la Concertación.
—El habla del ‘secuestro’ de una generación, dice que los mismos del ’70 se repiten el plato hoy…
—Lo que hace Marco, de quien me siento amigo, es una demostración de que los jóvenes pueden concretar cosas. Los llamo a tomarse los partidos. El ’73 yo era joven y asumí riesgos.
—Yo creo que tú naciste viejo.
—¡Por qué dices eso. Jugué a las bolitas y a los tres hoyos!
—¿Qué pasa con abrir los temas? Cuando dices que el aborto terapéutico es discutible… ¿lo es dentro del conglomerado oficialista o de la DC?

—CREO EN EL ABORTO TERAPÉUTICO. El tema se discutió en la comisión de género del partido en 2007 y fue aprobado. El problema vino después en el congreso: hubo una mayoría con muchos hombres que, paradojalmente, abortaron el acuerdo. Es un asunto pendiente, abierto y en discusión.
—Hinzpeter decía que representas lo más antiguo de la política chilena…
—El es un funcionario de Piñera, me tiene sin cuidado. Si es verdad que llevo muchos años... espero que lleguen otros con capacidad, con ganas de reemplazarme. Estoy listo para dejarles el puesto.
—¿Por qué al Gute y a la Sole siempre le hacen ‘gestos’? Por eso tuviste que bajarte de la campaña de Frei en diciembre, ahora el Gute va a participar en ella… otro gesto… ¿Son muy taimados?
—Trabajo con ellos desde los ’60, les tengo un aprecio inmenso, aun cuando tengamos discrepancias en muchas cosas. De ellos también hemos recibido muchos gestos generosos, como proclamar a Frei en la junta cuando ella era precandidata.
—¿Cómo es tu relación con Michelle?, ¿saliste dolido, apenado, enrabiado?
—Siento el mayor respeto por la presidenta. Di las razones de mi renuncia. Creo que este gobierno se recordará por el énfasis en la protección social de las personas, desde que nacen, hasta que mueren.
—Muy bonito, de acuerdo… pero no te contestaban el teléfono. ¡Esa imagen es muy fuerte!
—Claramente tuvimos discrepancias.
—Discrepancia hay cuando dos personas discuten, cuando no te contestan… hay ninguneo.
—Bueno, por eso renuncié. Pero no me siento pasado a llevar. Cuando uno se da cuenta de que ya no es necesario o no es la mejor persona para el cargo, lo honorable es decir renuncio.
—¿Cuántas veces debiste decir: no tengo discrepancias con el señor Velasco?
—Tuve básicamente dos y de público conocimiento. Pero lo respeto, lo conozco hace años, somos medio primos. Me afectó mucho lo que le pasó con su hija... Hay que entender que en los comités políticos se discute. Para eso están. Cada uno hace valer sus posiciones. Al final, se hace lo acordado. Punto. El problema es que se filtren esas discusiones.
—Me parece que frente al descalabro, era del todo justo que se supiera la posición que tomaste desde un principio, de no echar a andar el Transantiago. Fuiste el único.
—Bueno, siempre lo he dicho. Ha sido nuestro más grave error. Indudable. Y no me interesa hacer alarde de mi posición... Se discutió en el comité, se tomó una decisión y hubo que sacarlo adelante. Lo importante es que René Cortázar hace un gran trabajo y el Transantiago se está arreglando.

—DIJISTE QUE EL ACUERDO CON EL PARTIDO COMUNISTA ERA INSTRUMENTAL, NO IDEOLÓGICO. ¿No son esas decisiones “instrumentales” las que dan desconfianza en la política?
—Lo venimos repitiendo hace veinte años: es una ayuda para terminar con el sistema binominal. Una de las bases de la democracia es que un sector que representa al 10 por ciento de la población, tenga alguna representación popular. Se trata de una salida política y racional a algo que todos queremos. Eso busca Frei con su reforma constitucional. No hay otra forma por el momento.
—¿Por qué nunca te has presentado a cargos de votación popular?
—No es mi vocación. Hay que recorrer las regiones, sacrificar fines de semana, familia, vivir en Valparaíso. Muy pesado. Lo mío es más ejecutivo. Si me hubieran ofrecido una alcaldía, quizá lo habría analizado seriamente.
—Nunca te lo ofrecieron… ¡qué pena!
—Me lo ofrecieron, pero tenía que trasladarme.
—Ah… te querían relegar de nuevo… y ser presidente, ¿has jugado con esa idea?
—Nunca. Alcalde habría sido, pero ya no, hay que darle lugar a gente joven.
—Te tocó desarticular grupos subversivos en los ’90. ¿Cómo es hacer la pega sucia? Por equivocados que estuvieran en sus métodos, lucharon desde tu lado para recuperar la democracia...
—La idea no fue reprimirlos, ni eliminarlos, sino que entendieran que existía la posibilidad de un mundo nuevo para todos. Pero algunos muy obtusos siguieron en la clandestinidad, usando la violencia, durante tres o cuatro años... Hubo muchas muertes que lamentar de los dos lados. Había que hacer algo y si te lo pide el presidente de la República y cuentas con su confianza, tienes que estar a la altura.
—Habrías preferido hacer otra cosa… supongo.
—La verdad… quería Televisión Nacional.
—Estuviste nueve años como subsecretario del Interior, convirtiéndote probablemente en la persona más informada, temido por muchos…
—Informado sí, temido, lo lamentaría, porque nunca he hecho uso, hasta hoy, de información confidencial obtenida por mi cargo.
—Es de público conocimiento tu relación con Cuba. ¿Cuál es tu posición frente a una Democracia Cristiana que se opuso al viaje oficial a la isla donde tienes amigos y haces negocios?
—Voy a Cuba regularmente, sí. Tengo amigos, he estado unas treinta veces con Fidel. Los negocios los ha hecho mi hijo, no yo. Tenemos relaciones diplomáticas, consulado, políticas comerciales, gente estudiando allá. Yo pensaba que debían ir, pero fue una decisión del consejo DC con la que discrepé.
—¿Y los derechos humanos?
—Por favor no me lleves a asuntos de los que no quiero pronunciarme. Diga lo que diga, será discutible. Creo que pensamos lo mismo, pero tú estás preguntando, yo respondiendo.
—O no respondiendo, diría yo. Dirigiste La oficina, cerraste calles aledañas a La Moneda siendo ministro. ¿Te gusta el papel de duro?
—Cuando uno tiene información, debe tener la capacidad y el coraje de tomar decisiones. Cuando cerré las calles, fue porque había antecedentes concretos de que ahí iba a haber un atentado con explosivos. Moriría gente... No tengo que dar explicaciones, porque no tienes cómo probarlo, y tratándose de labores de inteligencia, tampoco puedes andar compartiendo razones. Sólo tomar medidas. Y si me tratan de fascista, bueno… es el costo de hacer la pega. Las críticas no dejan de ser dolorosas, sobre todo cuando vienen del mismo lado. Se siente por la familia.
—¿Participarás de un eventual mandato de Frei?
—Como militante del gobierno, pero no en la estructura del gobierno.
—¿Ves a un hombre distinto en esta vuelta?
—Sí, lo veo más enérgico, con mucho conocimiento, muy imbuido de lo que necesita y quiere el país, sin temor a tomar decisiones, con real interés de armar un gobierno nacional, con oportunidades para los jóvenes. No será un quinto gobierno concertacionista, sino el primero del Bicentenario.
—¿Crees que va a refundar la coalición, como un iluminado?
—Mostrará otra manera de hacer política. Todos los mandatos concertacionisas tuvieron su faceta: el de Aylwin fue el de los derechos humanos y consolidación de la democracia; el de Frei, el primero en enfocarse hacia el desarrollo del país; el de Lagos, de la modernización y la estructura; el de Michelle, lo social. Y el de Frei que va a ser el del gobierno nacional.
—En CQC te representábamos con la música y la capucha del emperador del lado oscuro de la fuerza en la Guerra de las galaxias, y he de decirte que algún parecido hay. ¿Te ríes con esas cosas?
—También me pusieron como don Belisario un tipo que disparaban por un cañón. La verdad, no me atormenta. Debo tener humor: piensa que me llamo Belisario. Lidiar con eso ya no es fácil.
—¿Crees que Marco Enríquez-Ominami tiene algún destino con su campaña?
—Ahora, ninguna posibilidad. Pero ¡quién vio mañana!... Puede llegar a hacerle un daño al Partido Socialista y a la Concertación.
—El se compara con Obama…
—¡No… si no se va con chicas! Pero Chile no es Estados Unidos, aquí no se da el sueño americano. Es otra la idiosincrasia. Somos hispanos, tenemos otra forma de pensar y de apearnos. En la política acá se necesita de los partidos. Marco tiene que dar la lucha desde adentro. El esfuerzo que hace es respetable y válido. Yo me pregunto qué va a hacer los próximos cuatro años, si lo echan del partido. Porque hoy, no es el momento. Que no se desanime. Debe trabajar con tiempo. Y tener cuidado con las cuentas porque ésas se pasan en política, tarde o temprano, todas. Los políticos deben ser lo más parecido que hay a un ser humano. Con sus virtudes y defectos.
Como lo oyen… sólo parecidos a un ser humano.


En pocas palabras:

Adolfo Zaldívar: Soy amigo de él. Lo conozco hace cincuenta años. Creo que estaba equivocado en muchas cosas, pero que actuó de buena fe.
Camilo Escalona: Muy inteligente, capaz y mandón. No tengo ninguna objeción que hacerle. Respeto al Partido Socialista y, por extensión, a su presidente.
Soledad Alvear: Antigua militante DC que ha cumplido satisfactoriamente diversas funciones como ministra de la Mujer, Justicia, Relaciones Exteriores, senadora, presidenta de la DC…
—Me estás dando su currículo, yo pedí tu opinión…
—Una mujer política que ha tenido un alto desempeño.
—¿Escueto no?
—¿Quieres que pelee? No me gusta pisar huevos gratis. Cuando es necesario lo hago, lo he hecho y lo seguiré haciendo. Si no... ¿para qué?

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