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lunes, 28 de diciembre de 2009

Diálogo en el Limbo parte 5

Nuevamente tenemos estas interesantes conversaciones entre dos amigos. Para este diálogo, su pronunciada desilución hacia la política y nuestro actual sistema económico no es el eje de la conversación. Esta vez, el diálogo gira en torno al actual cambio de los valores de los chilenos en comparación a un par de décadas atrás. Crítica bastante interesante que sirve para mirarse al espejo y compararnos con los tiempos de nuestros padres.
Por Hugo Latorre F.

--¿Oye….Tú crees que los valores son permanentes; o son móviles según las circunstancias? Te lo pregunto pues acabo de leer un artículo que plantea que “Los valores permanentes del hombre….” Y a mí me quedó la duda.
-- Buena pregunta me haces…..pero creo que algunos son permanentes y otros se ajustan a las culturas y como éstas son diversas y varían según la trayectoria de los pueblos, sus valores también se mudan; pero sobre todo cambia la interpretación de esos mismos valores, pues como dice Cassirer, el hombre es un animal simbólico.
-- Creo que tienes razón. Chile es un país que ha mudado sus valores a todas luces. Tú y yo, que vivimos otros tiempos, sabemos que muchos de nuestros valores de antaño se han ido desdibujando en las nuevas generaciones.
-- Eso es plenamente verdad, por ejemplo, me viene a la memoria las relaciones amorosas. Nosotros teníamos una valoración de la mujer que ya ahora no la veo en los hijos varones. Nosotros éramos esencialmente románticos, en cambio ahora son esencialmente prácticos.
-- ¿Y qué me dices de las hijas nuestras?... Chuatas, yo a veces me quedo boquiabierto cuando escucho sus conversaciones acerca de los pretendientes… ¡Madre mía!...menos mal que me enamoré en otro tiempo, de lo contrario… hubiese dado la hora.
--Bueno, sin ir más lejos, la relación nuestra con los padres era muy diferente a la de hoy.
--Así es. Los mismos vínculos de amistad eran, creo yo, más sólidos en nuestro tiempo, pues los amigos eran en las buenas y en las malas; existía como un sentido de fraternidad que hoy se ha trocado en extremo individualismo.
-- El materialismo es otro valor que se ha insinuado en las nuevas generaciones con más fuerza que en la nuestra. Claro, éramos una sociedad que no siendo más pobre contaba con menos oferta de bienes suntuarios que la actual, pero vivíamos, tal vez, con más calidad de vida, ya que aspirábamos a los bienes necesarios y se obtenían con menos sacrificio que en la actualidad, en que los obtienes pero debes trabajar más horas y además endeudarte, es decir comprometer tu ingreso futuro, con lo cual los cabros andan rapándose el mate y sudando para cumplir con todo…, y las chicas sufren de trastornos al colon, del apetito, de ansiedad, deben gastar fortunas en el analista, en las urgencias y en los fármacos, de los que se hacen dependientes de por vida. Para dormir como para estar despiertas.
--¿Y tú sabes que esta juventud, con todo lo liberal que son, tienen serios trastornos en su vida sexual? Por lo menos las encuestas y estudios así lo plantean. Esas cosas nosotros ni las sospechábamos…funcionábamos como reloj.
--Como reloj atómico…nunca nos faltaron las ganas, más bien andábamos como caballo frenado.
--Para que veas los contrasentidos de la vida: hoy tienen más libertad y menos ganas de usarla; nosotros aspirábamos a más libertad y teníamos con qué responder, en cuanto a deseos de aprovechar las oportunidades, pero la sociedad era más restrictiva y vigilante.
--En política la cosa ha cambiado harto también. Antes éramos participativos; los partidos te buscaban si tenías cara de ser “chamullento” y te encarabas al respetable público, es decir si tenías una personalidad más o menos exhibida, aunque fueras más o menos ignorantón, pero con una camiseta puesta; luego te mandaban a prepararte para el futuro, en las famosas escuelas de verano.
--Yo tuve esa experiencia; realmente eran formativas, claro que dentro de las cerrazones ideológicas de esos tiempos, pero aprendías bastante y adquirías una personalidad extraordinaria.
--Sobre todo te valoraban, te integraban a un sueño colectivo y tú te sentías realmente importante, ciudadano y actor.
--Eso es cierto, en cambio ahora la juventud pasa de largo, nadie la llama, nadie la integra, nadie la valora y nadie cree en ella.
--Bueno, es que ahora los carcamales de siempre se perpetúan como pachá en sus cargos y velan por su propia humanidad. Cuando mucho se hacen rodear de unos cuantos papanatas que son sus “huelepeos”, es decir que hacen el oficio de valet, para las tareas menores y serviles, como cargarle los papeles y seguirle a un paso de distancia hacia un destino que sólo el vejete sabe cuál es.
--Pero así es como ves a esos mismos pobres hombres asomar la nariz en un cargo irrelevante, luego en otro donde ya le sube el pelaje y finalmente acceden a donde el vejete les permite llegar.
--Lamentablemente es así, ya no haces carrera política sino carrera funcionaria… y eso es la muerte de la política como lucha por superar, para convertirse en lucha por sobrevivir y luego mantener lo adquirido con tan denigrantes y atrofiantes medios.

--Entonces, confirmada la tesis de que los valores cambian y no permanecen inconmovibles en el tiempo.
--Ah, es la vieja discusión filosófica que viene desde los griegos; Parménides, Platón y Sócrates eran partidarios de la concepción eterna del SER; en cambio ya Aristóteles les mete la cuña de la temporalidad y Heráclito la transforma en un fluir permanente.
--Pero te digo que creo que hay valores que no cambian, como por ejemplo el derecho a la vida, es decir los derechos humanos básicos.
--Esos son derechos formales, que estoy de acuerdo en que se deben respetar…pero la desgracia para el ser humano está en que nunca se han respetado cabalmente en ninguna cultura ni en ninguna geografía habitada por el hombre. Por lo demás, esos derechos inviolables son relativizados por diversas formas jurídicas, donde se anteponen otros derechos que neutralizan muchos aspectos de lo que llamamos derechos fundamentales del hombre: derechos bélicos, derechos de autonomía individual, derechos de excepción, de salud materna, hasta de razones de Estado.
--Es decir que tenemos mucho que pelear para que el hombre sea “la medida de todas las cosas”, como decía el viejo filósofo Protágoras.
--Ah, si, apenas se logra, con mucho esfuerzo, cubrir una película tenue de derechos humanos, viene una racha disolvente que lo barre. La pobre humanidad tiene que superar ese EON violento que aún es preeminente en sus valores y culturas.
--¿Y eso cómo lo lograremos?
-- Revisa a los Estoicos….Esa vieja secta decía grandes verdades para que el hombre se aproximara a una vida de más profunda conciencia.
--Pero fracasaron…
--Como poder, sí…fracasaron, pero no han sido desmentidos. Los saberes del hombre son como tinturas que lanzas en el cruce de dos ríos, esta tintura se diluye y se mezcla hasta confundirse con el gran cauce…Deben seguir impregnando de nuevas tinturas para que ese gran sumidero que es la humanidad vaya adquiriendo un nuevo colorido en el tiempo…en mucho tiempo.
--¡Oye! …No sé que nos pasó hoy, pero estuvimos algo ladrillo.
--Ojala esos ladrillos caigan sobre las cabezas de algunos.

1 comentarios:

P!nk dijo...

Que interesante diálogo. Aun me rondea en la cabeza ciertas cosas...

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